miércoles, 26 de octubre de 2016

TRAS EL RASTRO DE ALICIA | CAPÍTULO 5

Querido Anónimo: 


Me incorporo con la ayuda de Marcos e intento a duras penas acomodar mi vestido. Noto la sonrisa plasmada en los rostros de cada uno de los presentes. Oye, por lo menos sirvo como bufón - ¡Mamá, siéntete orgullosa de tu Alicia! ¡Soy buena en algo! Ya no te puedes quejar-. Recuerdo que cuando Alan se caía o le pasaba algo se levantaba orgulloso como si nada hubiese pasado y seguía andando como una diva de Hollywood, si a él le funcionaba a mi también debería funcionarme.
Con todo el orgullo que pude recoger me dispuse a salir de ahí. Pecho arriba, culo para fuera. Paso cerca del guaperas que me deja el camino libre con inquisitiva mirada. Un momento. ¿Qué carajos estoy haciendo, si ni siquiera se dónde ir? Aborten misión. Paro en seco y me doy la vuelta. Como la vida me quiere tanto envió a un pequeño ángel a salvarme de tan patética humillación.
Isabel tiraba de mi vestido para que mi mirada se posara en ella.

-¿Se encuentra bien? No queríamos burlarnos de usted pero es que fue muy gracioso. Escuché un ruido y de repente el pavo ya no estaba. Vi como se chocó contra la pared y como usted caía con todo. - movía las manos simulando lo ocurrido. Por un momento pude ver a mi hermana Noa en ella. Es más, son muy parecidas físicamente. Pero claro Isabel es mucho más dulce y tierna que el animal que duerme a dos puertas de mi cuarto. ¿No es para comérsela? Sonrío a esta dulce criatura y me agacho para quedar a su altura.

-Bueno, sinceramente, si fue muy gracioso. ¿Crees que debería volver para disculparme? Ahora no tienen qué comer. - recibo una sonrisa como respuesta.

-Creo que tenía razón. Por el golpe de la pared diría que no era comestible.

Con Isabel de la mano regresé al comedor. Para mi sorpresa ya estaba casi limpio. La niña me llevo con sus hermanos y los miró esperando algo de su parte que no tardó en llegar en forma de disculpa por su comportamiento. No se si reírme o llorar. Se supone que quién debería disculparse, estar arrepentida y avergonzada por lo sucedido sería yo, no ellos.

-No se sientan mal. Yo debería pedir perdón. Lo siento mucho, no era mi intención causar este estropicio.

-¿Lo puedes repetir otra vez?- contesta uno de los gemelos recibiendo un codazo de su copia.

-Por mí no habría ningún problema. Pero creo que solo la primera vez es la que marca la experiencia, una segunda sería divertida pero no igual.- ¡Toma ya! ¡Qué reflexión me he pegado yo solita! Ahora me podrán ver como una persona inteligente, no como la persona que les dejó sin pavo. Me siento orgullosa.

-Viendo este giro inesperado de los acontecimientos, la comida se pospondrá unos minutos.- interrumpe el conde aproximándose a nosotros. -De mientras, Marion, Lucía, ¿podríais llevar a la señorita de las Heras a cambiarse?

¿A caso me está llamando guarra? ¡Como lo oiga el Salvat se va a liar parda!¡Con la niña de sus ojos no se mete nadie! Alto Alicia. ¿He comentado ya que parezco la niña del pozo? Alan, cariño, ya no hace falta que vengas. Parezco la cerdita Peggy rebozada en barro y caca.
Ya en el cuarto, las hermanas emprendieron una carrera al armario en busca de un nuevo vestido. Una vez escogido se armó la Tercera Guerra Mundial. Si yo pensaba que mi hermana y yo nos llevábamos a matar estaba muy equivocada. Lo peor de todo esto es que me encontraba en fuego cruzado por una cosa absurda. Quién me iba a peinar. Hasta los del Pressing Catch saldría por patas. Son peores que Alan recién levantado. ¡Madre mía!

-Marion, ¿no ves que queda mejor con el pelo recogido? Resalta su cuello.

-Pero no es adecuado. Aún no sabemos si ha sido presentada a la sociedad. ¿Alicia, ya fue presentada?

-¿Presentada? ¿A quién? ¿Hay comida en eso? Tengo hambre.- Lucía guardó la compostura para soltar una carcajada que retumbó en todo el cuarto.

-¡Lucía!- ladró el nombre de su hermana reflejando su descontento- No la toméis en cuenta. Al cumplir cierta edad, las jóvenes son presentadas en un baile y son cortejadas por los jóvenes que acuden a este. Es un paso importante para convertirse en mujer.- respondió mirando de soslayo a la muchacha blue-eyed.

-No sé porqué seguís insistiendo. En su momento ya opiné al respecto y sigo pensando igual. No quiero acudir a ese estúpido baile. ¿Por qué Alicia no ha ido? Yo no quiero ir.

-Puede que Alicia no haya tenido una buena educación, pero eso no sirve como escusa. Tarde o temprano padre te forzará a ir aunque no sea de tu agrado.

No sé si estas dos se dan cuenta de que estoy aquí. Si la "mama" oyera lo que acaban de decir..... Conozco dos personas que tendrían que correr más que el Correcaminos para no ser alcanzadas por mamá osa. Con lo que me cuesta comportarme en su presencia para no llevarme collejones de su parte y ahora llegan estas dos y tiran por la borda la educación que me ha dado mi madre. Respira hondo Alicia. Respira...

-¿Saben que estoy aquí, verdad? Déjenme decirles que están equivocadas.- me levanto de la silla frente al tocador y camino moviendo los brazos intentando explicarme- He recibido una de las mejores educaciones posibles junto a mi mejor amigo. Sé hablar cuatro idiomas. Puede que suene una locura pero desde que me colocaron este collar mi vida no tiene sentido y no tengo ni idea de qué narices pinto yo aquí cuando debería estar en un centro comercial ayudando a Alan con su cita. Despierto en un lugar desconocido y a la primera persona que veo es una tipa que parece que se ha escapado de la casa del terror de la Warner Bros, sin ofender claro. ¿Y vosotras decís que no tengo educación? Pues perdonad que os diga que parece que sois vosotras las que no la tenéis al hablar mal de mí en mi presencia.- ya está, ya lo he dicho. Ahora es cuando me echan de la casa y me tengo que buscar la vida.

-Eso lo explica todo- razona Lucía- Cuando te encontré traías una ropa muy rara que no debería llevar una mujer. ¿Es verdad lo que dices? ¿No eres de aquí?

-No y no sabía cómo decirlo sin parecer una loca.

-Habrá que solucionar este problema pronto pero por el momento hablaré con padre para que te puedas quedar mientras encontramos el modo de hacerte volver.

No me pregunten como le hice para que me creyeran porque ni yo mismo lo sé. Lo que sí puedo decir es que me he ganado dos aliadas en la casa.



GROSSES BISES


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