Querido Anónimo:
1 de octubre de 1994
Mi madre, emocionada, corre a decirle a mi padre que por fin
está embarazada.
Me pregunto si deseó que su hijo llegase a ser una persona de
gran éxito, o si simplemente esperó que creciese rodeado de amor y felicidad.
5 de abril de 1999
La puerta se abre de un portazo, despertándome. Escucho los
gritos de mi padre en el salón, y la voz menuda y entrecortada de mi madre.
Discuten sobre algo que no entiendo. Últimamente siempre lo hacen.
Esa noche tengo pesadillas.
20 de agosto de 2002
El otro día encontré una botella de algo que mamá no me deja
beber tirada en la cocina. No sé muy bien porque, pero cuando papá bebe de ese
líquido siempre actúa extraño y se enfada más de lo normal. Cuando eso pasa, mamá
me dice que suba a mi cuarto y que no salga hasta que ella me avise.
Incluso
aunque estoy arriba, con la puerta cerrada, metido en mi cama bajo una montaña
de mantas, y con mi oso de peluche favorito a mi lado, puedo escuchar los
llantos de mamá, y puedo sentir el miedo arrastrándose por el suelo, trepando
por las paredes y colándose en mi habitación. Puede sentirlo abriéndose paso
dentro, muy dentro de mí, y entonces, mi cuerpo empieza a agitarse de esta forma
extraña, como cuando tengo frío, solo que de una manera mucho más desesperada y
desagradable.
Así que he estado pensando mucho en esto, y he llegado a la
conclusión de que si papá deja de beber todo volverá a la normalidad. Pero como
parece no poder hacerlo él solo voy a tirar todas las botellas para ayudarle,
de la misma forma que él me ayudaba a atarme las zapatillas, a hacer los
trabajos del colegio, o cualquier cosa que le pidiese, porque en realidad papá
es el mejor papá del mundo.
Estoy deseando que él y mamá vuelvan a llevarse bien.
19 de diciembre de 2002
Estoy empezando a sentirme bastante deprimido.
Todos mis amigos de la escuela no paran de preguntarme que
me pasa, pero realmente no sé cómo explicárselo. Cuando intento hablar, mi boca
se seca, y siento como las lágrimas corren hacia mis ojos intentando
salir, así que he decidido que seguiré escribiendo como hasta ahora y no se lo
diré a nadie. De esta forma es más fácil.
Estos meses las cosas han ido a peor. Empecé a esconder el
alcohol de papá, y en vez de ponerse mejor, lo que hizo fue empeorar. Ya no
solo se enfadaba cuando bebía, sino que lo hacía siempre. Creía que era mamá la
que lo escondía, por lo que empezó a llamarle cosas, que aunque no entiendo, sé
que no son buenas, ya que cuando las dice mamá siempre pone esa cara, como la
que puso cuando me contó que la abuelita se había ido a un lugar llamado cielo.
Una cara muy triste, muy triste. Ella me preguntó que si era yo el que estaba
detrás de todo, y le dije que sí. Le dije que aunque aún hay muchas cosas que
no logro comprender, que no estaba sola, que hablaría con papá y le contaría
que soy yo el que no quiere que beba, y que haré cualquier cosa para que pueda
volver a ser como antes. Ella se echó a llorar y me suplicó que no le dijese
nada, y que por favor no escondiese más su alcohol. Me hizo prometérselo.
Así
que papá ha vuelto a beber.
Puede no parecer la gran cosa, pero siento como si hubiese
perdido algo de vital importancia. Me he dado cuenta de que no hay nada que yo
pueda hacer, por lo que ahora mi padre vuelve a ir por ahí con una botella de
whisky bajo el brazo, mientras que yo he ganado un enorme hueco en mi pecho.
4 de octubre de 2005
Hoy en clase hablamos sobre nuestro héroe. La maestra dijo
que los héroes de verdad no son como los de los dibujos animados, sino personas
corrientes que hacen grandes cosas todos los días. Un niño habló sobre su
abuelo, que luchó en el ejército. Otro sobre su vecino, que es bombero. Mi
amigo Juán habló sobre su tía, que trabaja cuidando a gente en un hospital.
Cuando llegó mi turno, me quedé congelado. Empecé a pensar en mi padre, y un
sudor frío empezó a recorrer mi cuerpo. Primero pensé como solía empujarme tan
alto como le pedía en los columpios, luego sobre aquella vez que por poco me
ahogo y él se tiró al agua de cabeza para sacarme. Recordé la expresión en su
rostro mientras me preguntaba si estaba bien. Recordé como cuando algo se
estropeaba en casa él siempre lo arreglaba, la facilidad que tenía para hacer
que lo torcido volviese a ser recto. Ahora ni siquiera es capaz de arreglarse a
sí mismo.
Así que tomé una profunda respiración y dije firmemente: -Yo
no tengo ningún héroe.-
30 de abril de 2009
Está empezando a hacer calor. A pesar de eso, mamá lleva un
jersey hasta el cuello y pantalones largos, no dejando ver ni un centímetro de
piel. Se está haciendo bastante obvio así que los vecinos han empezado a
hablar. Me pregunto qué pensará mamá de todo esto. A veces me gustaría meterme en su cabeza,
incluso más que en la de papá, para poder comprender en que narices está
pensando.
A estas alturas, ya no sé a quién de los dos odio más.
10 de agosto de 2011
He empezado a trabajar de cajero en un supermercado porque papá
sigue gastándoselo todo en alcohol, y mamá ha dejado el empleo a medio tiempo
que tenía.
También ha dejado de ir a misa.
25 de diciembre de 2013
Mamá masculló hace poco algo sobre divorcio, así que papá le
dio otra paliza.
Pienso que papá estaría mejor muerto. Tal vez yo lo mate.
Creo que este año tampoco habrá navidad.
GROSSES BISES |
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