martes, 30 de agosto de 2016

RESEÑA: NUNCA SERÉ TU HÉROE

Querido Anónimo :



Tengo un subidón impresionante, pero estoy más triste que un niño chico después de su cumpleaños. QUANTICO ya ha acabado y no se que hacer con mi vida. Es un poco exagerado porque que acabe la serie que estas viendo no debería importar mucho, pero no asimilo que no hay más. Quiero la segunda temporada ya.
Bueno, como ya me he desahogado, si mal no recuerdo es último de mes lo que significa muchas cosas, como el fin de verano...... Pero aquí significa, ¡día de reseña!

El libro que os traigo hoy es:  NUNCA SERÉ TU HÉROE  por María Menéndez-Ponte.


Esta novela realista la conseguí a través de un concurso de dibujo en mi instituto. Fue en 1º ESO y he de admitir que el libro me entró por los ojos. ¡Qué menos! La portada me flechó, pero aún no se quién es el muchacho. En fin. Al principio pensé que ese libro no estaba hecho para que lo leyera, que no me gustaría nada. Comencé a leerlo y me enganché al muchacho de ojos azules que pasó a formar parte de mi mochila. Haya donde fuese el libro venía conmigo. De cierto modo me ayudó bastante en un tramo duro que tuve. Me sentí identificada con Andrés , con sus problemas, bromas y situaciones embarazosas cargadas de humor. Básicamente me dí cuenta de que el libro era reflejo de mi situación y al igual que el protagonista, yo también tomé cartas en mi vida.
La novela aborda los problemas cotidianos a los que se enfrentan los adolescentes y busca diferentes alternativas para sobrepasarlos. Cada personaje es un mundo totalmente diferente con características opuestas que ayudan al desarrollo de la trama, siendo el punto fuerte de esta el vocabulario coloquial. No es el típico cliché de me roban la novia , tengo problemas y luego por arte de magia todo vuelve a la normalidad. Al contrario, todo está a la espera.

A fin de cuentas, el primer héroe que se debe buscar es uno mismo.

GROSSES BISSES


jueves, 25 de agosto de 2016

DÍAS PASADOS

Querido Anónimo:


Como dijo Charlotte en el último post, las vacaciones se terminan y con ello vienen las lamentaciones del “todo lo que quería hacer” VS “lo que realmente he hecho”, que por lo menos en mi caso, se reducen a cosas no muy productivas en la mayoría de las veces. Se de más de uno que le pasa como a mí, y que ahora probablemente desearían volver atrás en el tiempo y aprovechar realmente el verano, pero claro, es muy fácil pensar “debería haber hecho esto en vez de aquello” o “si hubiese actuado de esa manera las cosas habrían sido mejor”, cuando ya ha pasado todo.

Pero la realidad es que, de momento, ni se puede viajar en el tiempo, ni se puede saber con certeza si cambiando una determinada acción en nuestro pasado todo hubiese salido mejor, o si por el contrario se hubiese fastidiado aún más. Y con esto no me refiero solamente al verano. ¿Cuántas veces has echado la vista atrás y has pensado que todo sería diferente si hubieses hecho otra cosa?, y ¿cuántas veces has buscado culpables en el transcurso de una situación que no salió como esperabas? Todo eso es normal, ya que el ser humano tiende a querer controlarlo todo, incluso lo que ya no tiene remedio. Pero incluso aunque tuvieses el poder de ver el futuro y saber exactamente qué hacer, la cuestión es, ¿serías capaz de hacerlo?

Parece una tontería ya que, si tienes la posibilidad de cambiar algo para bien, es obvio que lo harás, pero las cosas no siempre son blancas o negras, ya que influyen muchos factores, como el cómo repercutirán tus acciones en los demás, y el si sacarás el valor para llevar algo a cabo. Muchas veces aunque no sepas con exactitud donde te llevará el hacer una cosa o no, sabes que el simple hecho de hacerlo te haría sentir bien, porque es algo que tú quieres hacer, pero ese es el momento en el que piensas que realmente no vales, o que no merece la pena, o que quedarás en ridículo si lo haces… Cualquier autoengaño vale con tal de no tener que arriesgarte, porque siempre es mejor seguir en tu burbuja que salir de ella y acabar resultando herido. Sé que es muy fácil de decir y no tanto de hacer, pero aun así me gustaría decirte algo.

Deja de arrepentirte por lo que ya no tiene remedio, y de pretender cambiar el pasado. En vez de eso empieza a cambiar tu futuro y haz lo que quieras hacer, no porque te lo digan, no porque crees que es lo correcto, sino porque es lo que quieres. Y arriésgate, aunque al final salgas herido. Puede que en su momento te parezca lo peor, pero con el tiempo se pasará y es mucho mejor sufrir momentáneamente, a vivir una vida llena de arrepentimientos.

GROSSES BISSES

martes, 23 de agosto de 2016

#LIVINGLAVIDALOCA

Querido Anónimo:


"La vida es una perra injusta a la que hay que joder con fuerza para que no te arroje mierda" 
Darlis Stefany 

Nuestras más sinceras disculpas por haber faltado esta semana. Entre unas cosas y otras no hemos podido sacar tiempo para escribir y al final la hemos tomado para despejar la mente.
Pero, ¡ya estamos de vuelta!
Así que todo seguirá como antes.


Es la primera vez en mi vida que no se qué decir. Ahora mismo no tengo palabras para explicar el revoltijo de sentimientos que tengo. Bueno, pues voy a empezar diciendo que he pasado una fantástica semana de vacaciones junto a mi familia en Mallorca. Hemos ido a numerosas calas, pero todavía quedan muchos sitios por recorrer de la isla que, sin lugar a dudas, es preciosa. Sinceramente no se que ha pasado este año que nos hemos puesto todos de acuerdo en ir. Mas no me quejo, porque el ambiente que en ella había era magnífico. Ahora bien, lo difícil ha sido montarme en el avión. Que no era mi primera vez, sería la décimo quinta más o menos, el problema está en tragarte películas donde el tema principal era que al avión le pasaba algo, o hacía "boom" o tenía serpientes dentro o vete tu a saber. ¿Quién me manda a mí ver eso? En fin, qué se le va a hacer, soy un caso perdido.  Aunque sigo disfrutando de esa sensación que me recorre el cuerpo cuando despega el pájaro metálico.






Que pedo, en verdad te puedes matar.





Sinceramente estoy enfadada conmigo misma. ¡Tendría que haber hecho un mogollón de cosas este verano y no he hecho ni una! Es como que hago muchos planes y me propongo bastantes proyectos y luego hago dos si eso.¿Solo me pasa a mí? Y para colmo estamos a 23 de agosto. No queda verano. LLORO. Pues nada, solo queda hacer la promesa de todos los años. Este año llevaré las asignaturas al día y sacaré matrícula. Suena creíble. A ver si se cumple.

GROSSES BISSES

jueves, 11 de agosto de 2016

20 SONGS TAG

Querido Anónimo:


Pues resulta que ayer vi este tag por completa casualidad y no he podido resistirme a hacerlo yo también, así que aquí os traigo el 20 songs tag!

1. Canción favorita
La verdad, me ha costado decantarme por una sola, ya que hay muchas canciones que me gustan desde siempre y que seguramente jamás me dejen de gustar, pero si tengo que elegir me quedo con una que siempre me motiva y me pone de buen humor.


“Radioactive”, Imagine Dragons

2. Canción que odias
No sé si será porque la ponían hasta en la sopa y la tengo muy repetida, o si simplemente no me gusta, pero jamás he podido soportar esta canción.


“All About That Bass”, Meghan Trainor

3. Canción que me pone triste
No puedo evitar emocionarme cada vez que escucho esta canción, y es que la letra es preciosa y la pasión que le pone Anne Hathaway interpretándola es insuperable.


“I Dreamed a Dream”, Les Miserables

4. Canción que te recuerda a alguien
Esta canción en concreto me recuerda a unas cuantas personas…


“True Friends”, Bring Me The Horizon

5. Canción que te ponga feliz
Podría pasarme el día escuchándola una y otra vez.


“Hymn For The Weekend”, Coldplay feat. Beyonce

6. Canción que te recuerda a un momento específico
Sin duda esta canción es la que más recuerdos me trae del verano de hace ya unos cuantos años.


“I Gotta Feelin”, The Black Eyed Peas

7. Canción cuya letra te sabes perfectamente
Prácticamente todas las de ella, pero la que más feelings me produce es esta.


“Complicated”, Avril Lavigne

8. Canción que te haga bailar
No me gusta bailar, pero con esta canción siempre hago una excepción.


“Animals”, Maroon 5

9. Canción que te ayude a dormir
Es imposible que yo me quede dormida escuchando música, pero para relajarme siempre escucho música instrumental y alguna banda sonora.


“One Summer’s Day”, Joe Hisaishi

10. Canción que te gusta en secreto
No va para nada con mi estilo musical y probablemente la termine aborreciendo dentro de poco, pero por ahora he de admitir que no la odio.


“Duele El Corazón”, Enrique Iglesias feat. Wisin

11. Canción con la que te sientes identificado


"Now", Paramore

12. Canción que te encantaba y ahora odias
No es que la odie, pero tampoco me entran ningunas ganas de escucharla.


“I knew You Were Trouble”, Taylor Swift

13. Canción de tu disco favorito
No tengo un disco favorito, pero dentro de los que más me gustan está Sounds Good Feels Good, de 5 Seconds Of Summer, y dentro del mismo la canción que más me gusta es…


“Jet Black Heart”, 5 Seconds Of Summer

14. Canción que puedes tocar con un instrumento
Tristemente, no sé tocar ningún instrumento u.u

15. Canción que te gustaría cantar en público
Pues si supiese hacerlo medianamente bien, me gustaría cantar…


“Chandelier”, Sia

16. Canción que te gusta para conducir
No se conducir, pero si supiese es muy probable que estuviese escuchando a todas horas este tema.


“Titanium”, David Guetta feat. Sia

17. Canción de tu infancia
Sin ninguna duda el primer opening de Digimon


18. Canción que nadie espera que te guste
No me gusta el rap, pero a pesar de eso esta canción sí que me gusta así que supongo que nadie se lo esperaría.


“Lose Yourself”, Eminem

19. Canción que quieres que suene en tu funeral
Vaya con la pregunta… Nada triste así que supongo que si tuviese que elegir una sería esta.


“Centuries”, Fall Out Boy

20. Canción que quieres que suene en tu boda
Ninguna, pero como no tengo otra opción más que elegir, me quedo con esta, porque tanto el artista como la letra me encantan.


“Better Love”, Hozier

GROSSES BISSES




martes, 9 de agosto de 2016

CINCO CERDITOS | AGATHA CHRISTIE

Querido Anónimo:


Nunca nos paramos a pensar en todo el tiempo y dedicación que pone un autor en su libro hasta que te toca a ti. Me gustaría que os sintieseis atraídos por uno de los libros que marcaron mi infancia al ser el primero que leí de esta gran escritora: Agatha Christie. Los primeros pasos de Christie en la escritura fueron realmente difíciles y a menudo pensaba que sus ideas no eran buenas. En una oportunidad, llegó a comentar que «no hay dolor como este. Tú estas en una habitación, mordiendo lápices, mirando una máquina de escribir, caminando alrededor o lanzándote sobre un sofá, sintiendo que vas a llorar» . Así pues os dejo la introducción para que os entre "el gusanillo" por leerlo:

Hércules Poirot miró con interés y aprobación a la joven que entraba en aquel momento en la habitación. Nada había habido en su carta que la distinguiera de tantas otras. Se había limitado a solicitar una entrevista, sin dar la menor idea siquiera de lo que se ocultaba tras la petición. Había sido breve y desprovista de toda palabrería inútil y sólo la firmeza de la escritura había indicado respecto a Carla Lemarchant que era una mujer joven. Y ahora allí estaba en persona. Una mujer alta, esbelta, de veintitantos años. Una de esas jóvenes a las que uno se ve obligado a mirar más de una vez. Vestía ropa de calidad: chaqueta y falda de corte impecable y lujosas pieles. Cabeza bien equilibrada sobre los hombros, frente cuadrada, nariz de corte sensitivo, barbilla que expresaba determinación. Una muchacha pletórica de vida. Era su vitalidad, más que su belleza, la que daba la nota predominante. Antes de su entrada, Hércules Poirot se había sentido viejo. Ahora se sentía rejuvenecido, lleno de vida, agudo como nunca. Al adelantarse para saludarla, se dio cuenta de que los ojos color gris oscuro le observaban atentamente, le escudriñaban con intensidad. La joven se sentó y aceptó el cigarrillo que él le ofrecía. Después de encenderlo, permaneció inmóvil, fumando, mirándole aún con queda mirada intensa y pensativa.
 Poirot preguntó con dulzura: 
—Sí, ha de decidirse, ¿no es verdad?
 Ella se sobresaltó,
 —Usted perdone. 
La voz era atractiva, leve y agradablemente ronca.
 —Intenta usted decidir, ¿verdad?, si soy un simple charlatán o el hombre que necesita. 
La joven sonrió. Dijo:
 —Pues... sí... algo así. Es que, monsieur Poirot, no... no es usted exactamente como yo me lo había imaginado.
 —Y soy viejo, ¿verdad? Más viejo de lo que usted se figuraba.
 —Sí, eso también —vaciló—. Verá usted que soy sincera. Quiero... es preciso que obtenga... lo mejor.
 —Tranquilícese —respondió Hércules Poirot—. Soy lo mejor. 
Carla dijo:
 —No es usted modesto... No obstante, me inclino a creer lo que usted dice.
 Poirot aseguró con placidez:
 —Uno, ¿sabe?, no emplea los músculos simplemente. Y no necesito inclinarme y medir las huellas de pisadas ni recoger las colillas, ni examinar las hojas de hierba aplastadas. Me basta con retreparme en mi asiento y pensar. Es esto —se golpeó la ovalada cabeza—, esto lo que funciona.
 —Lo sé —dijo Carla—. Por eso he venido a usted. Quiero, ¿comprende?, que haga algo fantástico. 
—Eso —dijo Hércules— promete.
 La miró alentador. Carla Lemarchant respiró profundamente.
 —Mi nombre —dijo— no es Carla. Es Carolina. Como el de mi madre. Por eso me lo dieron — hizo una pausa—; y, aunque siempre he sido conocida por el apellido de Lemarchant... desde que recuerde casi... ése no es mi verdadero nombre. En realidad, me llamo Crale.
 Hércules Poirot frunció la frente, perplejo. Murmuró:
 —Crale... Me parece recordar... 
Dijo ella: 
—Mi padre era pintor... un pintor bastante conocido. Algunos dicen que fue un gran pintor. Yo estoy convencida de que lo fue.
 Inquirió Poirot:
 —¿Amyas Crale?
 —Sí. Hizo una pausa.
 Luego continuó:
 —Y a mi madre, Carolina Crale, ¡la acusaron de haberle asesinado! —¡Aja! Ahora recuerdo... pero sólo vagamente. Me hallaba en el extranjero por entonces. Hace mucho tiempo de eso. 
—Dieciséis años —dijo la muchacha. 
Tenía el rostro muy pálido ahora y los ojos eran dos puntos gemelos de luz.
 Dijo: 
—¿Comprende usted? La juzgaron y la condenaron... No fue a la horca, porque les pareció que existían circunstancias atenuantes... Conque le conmutaron la pena por la de cadena perpetua. Pero murió un año después del juicio. ¿Se da cuenta? Todo acabó... quedó resuelto... pasó a la historia... 
Poirot preguntó:
 —¿Bien?
 La joven llamada Carla Lemarchant juntó las manos. Habló lenta, vacilante, pero con énfasis raro, agudo... 
Dijo:
 —Tiene usted que comprender... con exactitud... mi interés en el asunto. Tenía cinco años por la época en que... ocurrió. Demasiado pequeña para darme cuenta de nada. Recuerdo a mis padres, claro está, y que salí bruscamente de casa... desde donde se me trasladó al campo. Recuerdo los cerdos... y una granjera muy corpulenta y agradable... y que todo el mundo se mostraba muy bondadoso para conmigo... Y recuerdo claramente de qué forma tan rara solía mirarme... todo el mundo... una especie de mirada furtiva comprendí, claro está, los niños siempre comprenden, que algo anormal sucedía..., pero no sabía de qué se trataba. 
»Luego fui a bordo de un barco... ¡cómo me emocioné...! Seguí a bordo días y días... y luego me encontré en el Canadá, y tío Simón acudió a recibirme y viví en Montreal con él y tía Luisa, y cuando pregunté por papá y por mamá me dijeron que pronto llegarían. Y luego... y luego creo que los olvidé... Sólo sabía que habían muerto, aunque no recordaba que me lo hubiese dicho nadie. Porque para entonces, ¿comprende, usted?, yo ya no pensaba en ellos. Era muy feliz, ¿sabe? Tía Simón y tía Luisa eran muy buenos para conmigo. Y fui al colegio y tenía la mar de amistades... y me había olvidado por completo de que hubiese tenido jamás otro nombre que no fuera Lemarchant. Tía Luisa, ¿comprende?, dijo que ése era mi nombre en el Canadá y ello me pareció natural por entonces... Era simplemente mi nombre canadiense... pero, como digo, acabé olvidando que hubiese tenido otro distinto jamás.
 Alzó con un gesto, la retadora barbilla. Dijo:
 —Míreme. Diría usted, ¿verdad que sí?, si me encontrara: «¡Ahí va una muchacha que no tiene preocupación alguna!» Poseo bienes de fortuna; tengo una salud magnífica; soy bastante bien parecida; puedo disfrutar de la vida... A los veinte años no había una muchacha en el mundo con quien hubiera cambiado de lugar.
 »Pero ya, ¿sabe?, había empezado a hacer preguntas. De mi padre y de mi madre. Quiénes eran y qué hacían. Hubiera acabado averiguándolo... 
«Pero me dijeron la verdad. Cuando cumplí los veintiún años. No tuvieron más remedio que hacerlo entonces porque, en primer lugar, a esa edad entraba en posesión de mi herencia. Y además, ¿sabe?, había la carta. La carta que mi madre dejó para mí al morir. 
Cambió de expresión, se amortiguó. Los ojos no eran ya dos puntos ardientes, sino oscuros y profundos lagos. Dijo:
—Fue entonces cuando supe la verdad. Que mi madre había sido hallada culpable de asesinato. Fue... bastante horrible.
 Hizo una pausa.
 —Hay otra cosa que he de decirle. Estaba prometida en matrimonio. Dijeron que teníamos que esperar... que no podíamos casarnos hasta que hubiese cumplido yo los veintiún años de edad. Cuando supe la verdad, comprendí por qué. 
Poirot se movió y habló por primera vez. Dijo:
 —¿Y cuál fue la reacción de su prometido?
 —¿De Juan? A Juan le era igual. Dijo que eso no afectaba para nada nuestras relaciones... no en cuanto a él se refería. Él y yo éramos Juan y Carla... y el pasado no importaba.
 Se inclinó hacia delante.
 —Seguimos siendo prometidos. Pero, a pesar de todo, ¿sabe?, sí que me importa. Me importa a mí. Y le importa a Juan también... No es el pasado lo que nos importa: es el futuro —crispó las manos—. Queremos tener hijos, ¿comprende? Los dos queremos hijos. Y no queremos ver cómo crecen nuestros hijos y tener miedo.
 Inquirió Poirot: 
—¿Se da usted cuenta de que entre los antepasados de todo el mundo ha habido gente dada a la violencia y al mal?
 —No comprende usted. Es cierto eso, claro está. Pero después de todo, uno no suele estar enterado de ello. Nosotros lo estamos. Está muy cerca de nosotros. Y... a veces... he visto a Juan mirarme. Una mirada rápida... fugaz. Supóngase usted que nos hubiéramos casado hubiésemos reñido y yo le viera mirarme y... y espantarse. 
Hércules Poirot preguntó:
 —¿Cómo murió su padre? 
La voz de Carla contestó, clara y firme:
 —Envenenado.
 Dijo Poirot: Ya. 
Hubo un silencio. 
Luego dijo la muchacha, en voz serena, normal: 
—Gracias a Dios que es usted sensato. Comprende usted qué importa... y lo que implica. No intenta remediarlo y soltar frases de consuelo. 
—Comprendo perfectamente —aseguró Poirot—. Lo que no comprendo es qué desea usted de mí. 
Carla Lemarchant dijo, con sencillez:
 —¡Quiero casarme con Juan! Y ¡tengo la intención de casarme con Juan! Y quiero tener por lo menos dos hijos y dos hijas. Y, ¡usted va a encargarse de que eso sea posible! 
—¿Quiere decir con eso... que desea usted que hable yo con su prometido? ¡Ah, no, es idiota lo que digo! Es algo completamente distinto lo que usted sugiere. Dígame lo que piensa... 
—Escuche, monsieur Poirot. Entienda esto... y entiéndalo bien: contrato sus servicios para investigar un asesinato. 
—¿Quiere usted decir que...? 
—Sí; eso quiero decir. Un asesinato es un asesinato, haya ocurrido ayer o haya tenido lugar hace dieciséis años.
 —Pero, mi querida joven... 
—Aguarde, monsieur Poirot. No lo sabe todo aún. Hay un punto muy importante. 
—¿Sí?
 —Mi madre era inocente —anunció Carla Lemarchant. 
Hércules Poirot se frotó la nariz. Murmuró:
 —Claro. Naturalmente... comprendo eso... 
—No es sentimentalismo ni presentimiento. Hay su carta. La dejó para mí antes de morir. Había de serme entregada cuando cumpliera los veintiún años. La dejó exclusivamente para eso... paraque estuviera yo completamente segura. Eso era lo único que contenía. Que ella no lo había hecho... que era inocente... que yo podría tener siempre la seguridad de ello. 
Hércules Poirot miró, pensativo, al rostro juvenil, vivaz, que con tanta intensidad le miraba. 
Dijo, lentamente: Tout de même... 
Carla sonrió.
 —No; mamá no era así. Está usted pensando que podría ser mentira... una mentira sentimental... —se inclinó hacia delante—. Escuche, monsieur Poirot: hay cosas que los críos saben perfectamente. Recuerdo a mi madre... un recuerdo un poco borroso, es cierto, pero recuerdo perfectamente la clase de persona que era. Ella no decía mentiras... mentiras piadosas. Si una cosa iba a hacer daño, siempre lo decía. Dentistas; espinas clavadas en los dedos... todas esas cosas. La verdad era... un impulso natural de ella. Yo no le tenía... o no creo por lo menos... especial cariño... pero tenía fe en ella. ¡Sigo teniendo fe en ella! ¡Si ella dice que no mató a mi padre, entonces es que no lo mató! No era la clase de personas que escribiera solemnemente una mentira cuando sabía que se estaba muriendo.
 Lentamente, casi a regañadientes, Hércules Poirot inclinó la cabeza. 
Carla prosiguió: 
—Por eso no hay inconveniente, por parte mía, en que me case con Juan. Yo sé que no hay inconveniente. Pero él no lo sabe. Le parece que, claro está, yo creería inocente a mi madre en cualquier caso. Hay que aclarar el asunto, monsieur Poirot. ¡Y lo va a aclarar usted! 
Hércules Poirot dijo lentamente: 
—Admitiendo que lo que usted dice sea verdad, mademoiselle, han transcurrido dieciséis años. 
Contestó Carla:
 —¡Oh! ¡Claro que va a ser difícil! ¡Nadie más que usted sería capaz de hacerlo! 
Bailó la risa en los ojos de Poirot unos instantes. Dijo:
 —Me da usted jabón de la mejor calidad, hein? 
Repuso Carla: 
—He oído hablar de usted. De las cosas que ha hecho. De la forma en que las ha hecho. Es la psicología lo que a usted le interesa, ¿verdad? Pues ésa no cambia con el tiempo. Las cosas tangibles han desaparecido... las colillas y las huellas de pisadas, y las hojas de hierba aplastadas. No puede usted buscar esas cosas ya. Pero puede repasar todos los detalles del caso y quizás hablar con la gente que lo vivió... ninguna de esas personas ha muerto aún... Y luego... luego, como dijo hace unos momentos, puede retreparse en su sillón y pensar. Y sabrá exactamente lo que ocurrió en la ciudad... 
Hércules Poirot se puso en pie. Acariciándose el bigote con una mano, dijo: 
—Mademoiselle, me hace un gran honor. Justificaré la fe que tiene usted en mí. Investigaré el caso. Examinaré, retrospectivamente, los sucesos de hace dieciséis años, y descubriré la verdad. 
Carla se levantó. Le brillaban los ojos. Pero sólo dijo:
 —Muy bien. 
Hércules Poirot sacudió con elocuencia el dedo índice.
 —Un momento. He dicho que descubriré la verdad. No tengo, ¿comprende usted?, prejuicios. No acepto las seguridades que usted me da de la inocencia de su madre. Si era culpable... eh bien, ¿qué, entonces? 
La orgullosa cabeza de Carla se irguió más. Contestó:
 —Soy su hija. ¡Quiero la verdad!. 
Dijo Hércules Poirot: 
—En avant, pues. Aunque no es eso lo que debiera de decir. Todo lo contrario. En arrière...



GROSSES BISSES

jueves, 4 de agosto de 2016

RESEÑA: DEADPOOL | MOVIE



Querido Anónimo:
Hablemos sobre una de las películas más esperadas del 2016, sobre todo para los amantes de los comics: Deadpool.

Sí, ya sé que llego un poco tarde, ya que la película se estrenó hace unos cuantos meses, pero aun así me apetecía hablar sobre ella y sobre la impresión que me causó. Hay bastante variedad de opiniones respecto a si Deadpool es una buena película o no, pero en cuanto a mí se refiere, me pareció una gran película, de hecho, de las mejores que he visto en lo que llevamos de año.



TRAMA
La película se centra en Wade Wilson (Ryan Reynolds) un ex miembro de las fuerzas especiales dedicado ahora a ser mercenario, el cual emprende una relación con una prostituta llamada Vanessa (Morena Baccarin) de la que se enamora perdidamente. Pero su felicidad llega a su fin cuando le diagnostican un cáncer terminal y tiene que alejarse de la mujer a la que ama, pues no quiere que lo vea morir lentamente. Y es ahí donde un hombre misterioso le ofrece la oportunidad de curar su enfermedad y volverlo un héroe, lo cual resulta ser mentira y acaba en manos de un maniático llamado Ajax (Ed Srein) que experimenta con él para despertar sus genes mutantes. Al final todo esto da resultado y consigue curarse, pero su cara queda completamente desfigurada debido a uno de los experimentos, por lo que decide buscar a Ajax para vengarse y que le devuelva a su cara el estado original, y así poder volver a su vida normal, empezando una cacería y convirtiéndose en un antihéroe bastante inestable mentalmente.

CRÍTICA
La verdad es que la trama es bastante previsible, llena de tópicos del tipo: el malo le fastidia la vida al protagonista, el protagonista busca venganza, la chica está en peligro y el protagonista tiene que salvarla… En fin, que no es nada del otro mundo. ¿Entonces por qué a mí me ha parecido tan buena película? Pues muy sencillo, porque me parece que logra conseguir y transmitir exactamente lo que pretendían con ella, y es el acabar con el prototipo de héroe que busca conseguir un mundo mejor haciendo siempre, siempre lo correcto. Deadpool no es un héroe, eso queda claro, aunque tampoco es exactamente un villano, solo es un tipo con una habilidad que busca conseguir lo que quiere, y no siempre emplea un camino políticamente correcto para conseguirlo. Además a esto hay que sumarle que Deadpool es un personaje sumamente carismático, con un humor negro, que aunque a veces puede ser algo hiriente, es lo que le hace destacar del resto de personajes del mundo de Marvel.

VALORACIÓN
Por todo esto, Deadpool me parece una película muy entretenida y divertida con un protagonista que, lejos de ser un héroe, se hace bastante de querer, por lo que si aun no la has visto y buscas pasar un buen rato, sin duda esta es una película que disfrutarás y que recomiendo plenamente.



GROSSES BISSES

martes, 2 de agosto de 2016

POR AMOR AL ARTE

Querido Anónimo:


¿Por dónde empezar? Adoro leer. Me apasiona la forma en la que el autor te introduce en el libro, cómo te abre las puertas de este y te deja en un mundo totalmente diferente al que conoces. Llorar como un niño pequeño aferrándose a su último suspiro en esta vida cuando te das cuenta que ya acabó el día y tienes que cerrar el libro o acabar este y querer más. Eso marca la diferencia en cualquier libro. Para mí, no hay mejor sensación que leer. Enamorarte del personaje, llorar con él y reír de sus comentarios o situaciones embarazosas que hacen que cierres el libro y pienses: "¡No! ¡Qué tont@!" , y es en estas escenas donde más se aprecia el libro.
Ya he leído muchos , tantos, que no soy capaz de dar una cifra. Los he leído de diferentes temáticas y si tuviera que decantarme por alguna no duraría ni un segundo en responder: NOVELA HISTÓRICA.


Un día, estaba recorriendo los pasillos de mi librería favorita en busca de un libro para leer en navidad y no os podéis hacer una idea del grito que dí de emoción al ver una novela que pensaba no poder encontrar nunca. Había leído sobre la autora varias veces y me interesé en ella y en su libro, el cual llevaba tiempo buscando. Desde que leí este, hará ya un año y algo se ha convertido en mi libro favorito de todos los que he leído hasta el momento. No se cómo y en qué momento quedé flechada de él. No se si será su vocabulario, el escenario, el tiempo en el que está ambientado o los personajes, pero simplemente me encanta.

Tenía talento, dinero y belleza, pero lo único que deseaba era ser libre.

Bienvenidos al mundo de una riqueza fabulosa en Londres de 1909, donde los vestidos y las casas rebosan opulencia, la clase social a la que se pertenece lo es todo y las mujeres son educadas para ser madres y esposas, pero nada más. Y en este mundo crece Victoria Darling, una muchacha de 17 años que lo único que desea es ser artista, algo casi imposible para una chica. Tras un posado desnuda, es expulsada del colegio francés en el que estudiaba. Avergonzados y escandalizados, sus padres tratan de casarla con Edmund Carrick-Humphrey, un hombre muy rico. Pero ella tiene otras ideas: se inscribe en el Royal College of Art; se une al movimiento sufragista y, cada vez más, se siente atraída por un muchacho humilde que tal vez sea algo más que su inspiración... el amor de su vida.


Un libro que te atrapa desde el minuto uno, te traslada a la época y te hace querer estar en la piel del personaje y vivir su historia. Muestra el lado fuerte de la mujer y da la cara por aquellas del momento. Te enseña cómo mirar el mundo y te da un punto de vista diferente. Hace poco tiempo que me enteré de la publicación de otro libro más de Sharon Biggs Waller que ya estoy deseando tener en las manos, La Orquídea Prohibida. 
Me gustaría agradecer a la autora por todos y cada uno de los pequeños detalles sobre la vida cotidiana de la época que te hacen reflexionar y apreciar más el libro. Gracias.


 
GROSSES BISSES